Durante poco más de cuatro décadas, la Unión Soviética y Estados Unidos estuvieron compitiendo agresivamente por esferas de influencia alrededor del mundo sin que nunca llegaran a combatirse mutuamente en un conflicto armado.
Eso no significaba que durante aquel medio siglo no hubiera guerras entre ellos, sino que estas ocurrían con toda su crudeza y destrucción, pero en otras partes y a través de otros actores.
Eran las llamadas “guerras proxy” o guerras por delegación.
La semana pasada, el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, acusó a la OTAN de estar llevando adelante una guerra de este tipo contra Moscú.
Lavrov advirtió que las armas avanzadas que Occidente está proveyendo al gobierno de Ucrania serán un objetivo legítimo para las fuerzas rusas que llevan adelante la “operación militar especial”, término que usa Moscú para hablar de su invasión a Ucrania.
“Almacenes en Ucrania occidental han sido atacados más de una vez [por las fuerzas rusas]. ¿Cómo podría ser de otra manera? La OTAN, en esencia, está implicada en una guerra con Rusia a través de un proxy (tercero) y está armando a ese proxy. Guerra es guerra”, señaló Lavrov en una entrevista televisada.
Pero ¿qué es exactamente una “guerra proxy” y qué significa que Rusia acuse a la OTAN de llevarla adelante?
Un conflicto indirecto
“Una guerra proxy ocurre cuando un estado combate a otro estado, pero en lugar de usar sus propias fuerzas militares emplea las fuerzas de otro, que puede ser otro estado, una milicia o señores de la guerra”, dice a BBC Mundo Daniel Byman, profesor de Política Exterior de la Universidad Georgetown (EE.UU.) y analista senior sobre Medio Oriente del Brookings Institute.
Recuerda que este tipo de conflictos fueron muy frecuentes entre Estados Unidos y la Unión Soviética en el marco de la Guerra Fría cuando, por ejemplo, había fuerzas enfrentadas en una guerra civil en lugares como Somalia o Etiopía y cada superpotencia apoyaba a alguna de las partes, de forma que competían por influencia a través de estos terceros.
Guerras de este tipo también se libraron en Asia, Medio Oriente y América Latina, como ocurrió en Nicaragua en la década de 1980.
Vladimir Rauta, docente de Política y Relaciones Internacionales de la Universidad de Reading (Reino Unido), señala que estas intervenciones pueden realizarse de distintas maneras.
“Ese apoyo puede materializarse a través de transferencias de armamento, información de inteligencia o financiamiento. La forma más común de apoyo es proporcionar santuario, refugios territoriales seguros”, comenta a BBC Mundo.
“Una guerra proxy implica algunas o todas estas formas de apoyo, pero nunca el envío de tropas, porque cuando un estado aporta tropas ya se convierte en una intervención militar directa”, destaca Rauta.
El señalamiento de Lavrov de que la OTAN está implicada en Ucrania en un conflicto de este tipo contra Rusia ya lo hizo previamente Leon Panetta, quien fue secretario de Defensa de EE.UU. y jefe de la CIA durante el gobierno de Barack Obama.
“Esto es una guerra proxy con Rusia, lo digamos o no”, señaló a mediados de marzo a la agencia Bloomberg.
En una entrevista con BBC Mundo la semana pasada, Panetta argumentó su posición destacando la unidad de Estados Unidos y sus aliados de la OTAN en su oposición a la invasión de Rusia a Ucrania.
“Ellos están trabajando para asegurarse de que Rusia pague un precio por esta invasión. Han implementado severas sanciones económicas contra Rusia. Están proveyendo armas a los ucranianos para ayudarles a combatir la invasión rusa y están reforzando a los países de la OTAN para dejar claro que resistirán cualquier invasión adicional de Rusia”, dijo.
“En la medida en la que Estados Unidos y nuestros aliados están haciendo todo lo que pueden para respaldar a Ucrania en su guerra contra Rusia, puedes decir que esto es el equivalente a una guerra proxy”, agregó.
Panetta destacó además las declaraciones recientes del secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, quien la semana pasada dijo que uno de los objetivos de esta guerra es ver a Rusia debilitada.
Esas declaraciones se produjeron en una rueda de prensa en Polonia durante la cual le preguntaron al funcionario estadounidense si él definiría ahora los objetivos de Washington de forma distinta a como fueron fijados al inicio de la invasión.
“Queremos que Ucrania siga siendo un país soberano, un país democrático capaz de proteger su territorio soberano. Queremos ver a Rusia debilitada hasta el punto de que no pueda hacer el tipo de cosas que ha hecho al invadir Ucrania“, respondió Austin.
Tras el inicio de la invasión a Ucrania, el Congreso de Estados Unidos aprobó ayudas a ese país por unos US$3.500 millones que, de acuerdo con la Casa Blanca, ya están casi agotados, por lo que el gobierno de Biden solicitó este jueves US$33.000 millones más en ayudas para hacer frente a la guerra.
Washington ha entregado al gobierno de Volodymyr Zelensky municiones y armas de todo tipo, incluyendo sistemas antiaéreos y antitanques, helicópteros, drones y lanzagranadas.
De acuerdo con el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, esa alianza en su conjunto ha entregado hasta ahora más de US$8.000 millones en ayuda militar a Ucrania.
Guerra y propaganda
Este jueves, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, rechazó la idea de que su país o la OTAN estén participando en una guerra proxy contra Rusia.
“No es cierto y me preocupa, porque eso muestra la desesperación que siente Rusia por su fracaso miserable al no ser capaces de hacer lo que inicialmente habían dicho que harían. Creo que no refleja la verdad sino su fracaso”, dijo.
“En lugar de decir que los ucranianos equipados con algunas capacidades para resistir a las fuerzas rusas están haciendo esto, ellos le dicen a su gente que Estados Unidos y toda la OTAN están implicados en eliminar tropas rusas y tanques, etc.”, agregó.
Daniel Byman sostiene que el señalamiento de Lavrov es, en realidad, parte de un esfuerzo de propaganda de Moscú.
“Él [Lavrov] está intentando cambiar la narrativa para que en lugar de Rusia -que invadió a un vecino- sea el agresor, él intenta decir que Rusia está a la defensiva, está siendo atacada. Y que el enemigo no es Ucrania, sino que la OTAN y Estados Unidos están apuntando hacia Rusia. Él simplemente intenta hallar un nuevo enemigo debido a los fallos que ha tenido la política rusa hasta ahora”, dijo el experto.
Vladimir Rauta señala que el hecho de que Estados Unidos y la OTAN estén dando apoyo a Ucrania no equivale a una guerra proxy, pues se trata de estados que están ayudando a un país que está siendo objeto de una agresión.
“Lavrov está completamente equivocado. Estados Unidos y la Unión Europea están dando apoyo militar y económico al gobierno legítimo de Ucrania. Esto es algo totalmente legal. Son aliados y socios que se ayudan”, resaltó el experto.
Byman también rechazó la caracterización hecha por Lavrov apuntando hacia los orígenes del conflicto.
“Rusia empezó esta guerra y la OTAN simplemente está ayudando a Ucrania a defenderse. Entonces, no es que la OTAN quisiera una pelea con Moscú. En realidad, es una guerra que Rusia empezó“, apuntó.
“Es posible que EE.UU. u otros países tengan objetivos que no sean simplemente defender a Ucrania”, dijo en referencia a las declaraciones del secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin. “Pero, dicho eso, la naturaleza primaria de este conflicto no es la de una guerra proxy, sino la de una invasión de Rusia a otro país que se está defendiendo con la ayuda de otros países”, agregó.
Tanto Byman como Rauta coincidieron en señalar que, paradójicamente, un ejemplo clásico de una guerra proxy es evidente en el papel que Moscú jugó en Ucrania en los últimos años.
“Si hubo un país haciendo una guerra proxy en Ucrania, ese fue Rusia que desde 2014 estuvo apoyando y promoviendo a los rebeldes separatistas en el sureste de Ucrania. Moscú creó toda esta situación a partir de una guerra proxy que ha librado en contra de Kiev”, destacó Rauta.