Los supercomputadores más potentes del mundo alcanzan actualmente una velocidad de procesamiento superior al petaflop, o mil billones de operaciones de coma flotante por segundo, según el parámetro empleado para medir la potencia de estos gigantes. Summit, situado en el Oak Ridge National Laboratory (ORNL), ostenta el récord actual con sus 148,6 petaflops. Pero no será por mucho tiempo: el esperado hito de romper la barrera del exaflop, o mil petaflops, se hará realidad este año en China, si bien aún no puede precisarse en qué lugar concreto, ya que según la revista Science tres instituciones compiten por poner en marcha la primera máquina capaz de rebasar el umbral de la supercomputación a exaescala.
Otros países no quieren quedarse atrás. El Departamento de Energía de EEUU ha encargado la construcción de dos supercomputadores de exaescala, Aurora y Frontier, que deberían entrar en servicio en 2021. La Unión Europea y Japón trabajan en sus propios proyectos. Más allá del aumento de potencia, superar la frontera del exaflop tiene implicaciones significativas, ya que estas máquinas llegarán a igualar la capacidad de procesamiento neuronal del cerebro humano, aportando así el espaldarazo definitivo a iniciativas como el Human Brain Project.